Tuesday, February 23, 2016

Una Antorcha iluminando el camino a la libertad

Por S.S. Dudjom Rinpoche


Cuando ponemos toda nuestra energía en una práctica, es bastante común que emerjan a la superficie semillas negativas del pasado, y que nos sucedan toda clase de cosas no deseadas; caemos físicamente enfermos, nos sentimos mentalmente cansados, experimentamos las manifestaciones de fuerzas negativas y de aquellos que crean obstáculos, caemos víctimas de gente hostil, bandidos, y ladrones, nos encontramos sujetos a las críticas de la gente y falsas acusaciones y demás.
Se dice que estos son signos de que nos estamos purificando, como la suciedad que sale cuando lavamos un recipiente. Por lo tanto, cuando tales cosas te sucedan, porta la gran armadura de la diligencia que hace la práctica impermeable a las circunstancias incómodas.
Si bien podría ocurrir que consigamos una o dos buenas cualidades aquí y allí como signos del progreso en el camino, puede ser difícil distinguir si estos son signos genuinos u obstáculos causados por demonios.
Incluso suponiendo que sean genuinos, el momento exacto en que le agregamos alguna importancia, se volverán obstáculos demoníacos, así que líbrate de las expectativas y dudas, y no te aferres a los buenos signos o te asustes por los malos.
Se dice que mientras estemos en el camino, habrá muchos errores que cometeremos y maneras en las que podemos extraviarnos, pero los errores principales son: tratar al profesor como un igual; carecer de percepción pura con respecto a los propios hermanos y hermanas espirituales; criticar otros sistemas filosóficos mientras estamos orgullosos del propio; actuar hipócritamente con respecto a los compromisos; dar a los cinco venenos rienda libre; no tener respeto por la ley concerniente a las acciones y sus efectos; ventilar las propias visiones y consentirnos hablando acerca de la vacuidad y demás; contarle a todo el mundo acerca de nuestras experiencias; y mentir sobre que uno tiene cualidades sublimes que no tiene.
Hacer de esto la base de la propia práctica es obviamente el error más grande, ya que incluso si el buda apareciera en persona, le parecería difícil bloquear este arriesgado sendero en el cual uno puede extraviarse, más aún para nosotros que estamos bendecidos por demonios, y seres en la era decadente que apenas tienen sino una pequeña buena fortuna. Por ello es que hay mucho ir detrás de la charla vana y sin sentido sin entender el significado real del Dharma.
Incluso si seguimos a un maestro, nos entrenamos en adquirir buenas cualidades, practicamos en retiro, y leemos muchos textos profundos, no hace ni el más ligero bien a nuestras mentes y nuestras personalidades se vuelven peor y peor. Nos ponemos incluso más orgullosos, el ojo de la percepción pura se torna borroso, y pasamos el tiempo solamente examinando las faltas de otros.
La gente como nosotros es insensible al Dharma, somos quebrantadores de compromisos, cargados de semillas nocivas del pasado; hemos sido verdaderamente bendecidos por demonios.
Nuestro amable maestro, el Buda, resumió el Dharma de la siguiente manera:

Abandona toda la maldad
Practica la virtud perfectamente,
Subyuga completamente tu mente:
Esta es la doctrina de Buda.

Si fuéramos a resumir todo el resultado de practicar el dharma, es que la mente debe ser amansada. Y aun así, hoy en día hay practicantes que se entregan principalmente a dañar a otros por el bien del Dharma, involucrándose en disputas usando las enseñanzas como pretexto, engañando y manipulando a la gente con la excusa de que es para el bienestar de los seres – todo eso de hecho es lo que Buda enseñó como contrario al Dharma. No sigan tales caminos.
En particular, están las ocho preocupaciones ordinarias, de las cuales Nagarjuna dijo:

Tú que conoces el mundo, toma la ganancia y la pérdida
O el gozo y el dolor, o las palabras amables y el abuso,
O la alabanza y la culpa –estas ocho preocupaciones mundanas-
Vuélvelas iguales, y no perturbes tu mente.

Estas ocho preocupaciones ordinarias, ni hablar de otras, parecen manchar incluso a aquellos que claman ser genuinos practicantes del Dharma sin que lo noten, así que es muy importante permanecer plenamente atento.
Más aún, hay seis cualidades erróneas que debemos evitar:
-       La paciencia errónea, donde somos incapaces de tolerar las dificultades al practicar las enseñanzas pero nos las arreglamos para tolerar las más penosas tareas con el fin de velar por nuestros proyectos de esta vida;
-       La aspiración errónea, donde no tenemos deseo de practicar el Dharma pero estamos llenos de entusiasmo cuando se trata de lograr algo relacionado a las ocho preocupaciones mundanas;
-       Disfrute erróneo, donde no tenemos gusto por escuchar el Dharma, reflexionar en él, o meditar, pero estamos llenos de apetito por los disfrute materiales;
-       Compasión errónea, donde no tenemos compasión cuando nosotros u otros realizamos acciones negativas, pero sentimos compasión por la gente que está experimentando dificultades por el bien del Dharma;
-       Cuidado erróneo, donde erramos al introducir a aquellos que dependen de nosotros al Dharma pero les ayudamos a tener éxito en esta vida;
-       Y regocijo erróneo, cuando en vez de meditar sobre la alegría en lo que respecta a la gente realizando acciones positivas, nos deleitamos cuando nuestros enemigos encuentran dificultades.

Si somos siempre capaces de tomar el asiento más bajo, entonces no habrá lugar para que entren de puntillas el orgullo y los celos. Y en tanto que el orgullo no surja, los obstáculos no ocurrirán. Pero en el momento en que comenzamos a sentir orgullo y a pensar, “Incluso mi maestro no es mejor que yo”, “Otros practicantes no saben tanto como yo” y demás, los obstáculos sucederán.