Por S.S. Dudjom Rinpoche
Cuando ponemos
toda nuestra energía en una práctica, es bastante común que emerjan a la
superficie semillas negativas del pasado, y que nos sucedan toda clase de cosas
no deseadas; caemos físicamente enfermos, nos sentimos mentalmente cansados,
experimentamos las manifestaciones de fuerzas negativas y de aquellos que crean
obstáculos, caemos víctimas de gente hostil, bandidos, y ladrones, nos encontramos
sujetos a las críticas de la gente y falsas acusaciones y demás.
Se dice
que estos son signos de que nos estamos purificando, como la suciedad que sale
cuando lavamos un recipiente. Por lo tanto, cuando tales cosas te sucedan,
porta la gran armadura de la diligencia que hace la práctica impermeable a las
circunstancias incómodas.
Si bien
podría ocurrir que consigamos una o dos buenas cualidades aquí y allí como
signos del progreso en el camino, puede ser difícil distinguir si estos son
signos genuinos u obstáculos causados por demonios.
Incluso
suponiendo que sean genuinos, el momento exacto en que le agregamos alguna
importancia, se volverán obstáculos demoníacos, así que líbrate de las
expectativas y dudas, y no te aferres a los buenos signos o te asustes por los
malos.
Se dice
que mientras estemos en el camino, habrá muchos errores que cometeremos y
maneras en las que podemos extraviarnos, pero los errores principales son:
tratar al profesor como un igual; carecer de percepción pura con respecto a los
propios hermanos y hermanas espirituales; criticar otros sistemas filosóficos
mientras estamos orgullosos del propio; actuar hipócritamente con respecto a
los compromisos; dar a los cinco venenos rienda libre; no tener respeto por la
ley concerniente a las acciones y sus efectos; ventilar las propias visiones y
consentirnos hablando acerca de la vacuidad y demás; contarle a todo el mundo
acerca de nuestras experiencias; y mentir sobre que uno tiene cualidades
sublimes que no tiene.
Hacer
de esto la base de la propia práctica es obviamente el error más grande, ya que
incluso si el buda apareciera en persona, le parecería difícil bloquear este
arriesgado sendero en el cual uno puede extraviarse, más aún para nosotros que
estamos bendecidos por demonios, y seres en la era decadente que apenas tienen sino
una pequeña buena fortuna. Por ello es que hay mucho ir detrás de la charla
vana y sin sentido sin entender el significado real del Dharma.
Incluso
si seguimos a un maestro, nos entrenamos en adquirir buenas cualidades,
practicamos en retiro, y leemos muchos textos profundos, no hace ni el más
ligero bien a nuestras mentes y nuestras personalidades se vuelven peor y peor.
Nos ponemos incluso más orgullosos, el ojo de la percepción pura se torna
borroso, y pasamos el tiempo solamente examinando las faltas de otros.
La
gente como nosotros es insensible al Dharma, somos quebrantadores de
compromisos, cargados de semillas nocivas del pasado; hemos sido verdaderamente
bendecidos por demonios.
Nuestro
amable maestro, el Buda, resumió el Dharma de la siguiente manera:
Abandona toda la maldad
Practica la virtud perfectamente,
Subyuga completamente tu mente:
Subyuga completamente tu mente:
Esta es la doctrina de Buda.
Si
fuéramos a resumir todo el resultado de practicar el dharma, es que la mente
debe ser amansada. Y aun así, hoy en día hay practicantes que se entregan
principalmente a dañar a otros por el bien del Dharma, involucrándose en
disputas usando las enseñanzas como pretexto, engañando y manipulando a la
gente con la excusa de que es para el bienestar de los seres – todo eso de
hecho es lo que Buda enseñó como contrario al Dharma. No sigan tales caminos.
En
particular, están las ocho preocupaciones ordinarias, de las cuales Nagarjuna
dijo:
Tú que conoces el mundo, toma la ganancia y la pérdida
O el gozo y el dolor, o las palabras amables y el
abuso,
O la alabanza y la culpa –estas ocho preocupaciones
mundanas-
Vuélvelas iguales, y no perturbes tu mente.
Estas
ocho preocupaciones ordinarias, ni hablar de otras, parecen manchar incluso a
aquellos que claman ser genuinos practicantes del Dharma sin que lo noten, así que
es muy importante permanecer plenamente atento.
Más
aún, hay seis cualidades erróneas que debemos evitar:
-
La paciencia errónea, donde somos
incapaces de tolerar las dificultades al practicar las enseñanzas pero nos las
arreglamos para tolerar las más penosas tareas con el fin de velar por nuestros
proyectos de esta vida;
-
La aspiración errónea, donde no
tenemos deseo de practicar el Dharma pero estamos llenos de entusiasmo cuando
se trata de lograr algo relacionado a las ocho preocupaciones mundanas;
-
Disfrute erróneo, donde no
tenemos gusto por escuchar el Dharma, reflexionar en él, o meditar, pero
estamos llenos de apetito por los disfrute materiales;
-
Compasión errónea, donde no
tenemos compasión cuando nosotros u otros realizamos acciones negativas, pero
sentimos compasión por la gente que está experimentando dificultades por el
bien del Dharma;
-
Cuidado erróneo, donde erramos al
introducir a aquellos que dependen de nosotros al Dharma pero les ayudamos a
tener éxito en esta vida;
-
Y regocijo erróneo, cuando en vez
de meditar sobre la alegría en lo que respecta a la gente realizando acciones
positivas, nos deleitamos cuando nuestros enemigos encuentran dificultades.
Si
somos siempre capaces de tomar el asiento más bajo, entonces no habrá lugar para
que entren de puntillas el orgullo y los celos. Y en tanto que el orgullo no
surja, los obstáculos no ocurrirán. Pero en el momento en que comenzamos a
sentir orgullo y a pensar, “Incluso mi maestro no es mejor que yo”, “Otros
practicantes no saben tanto como yo” y demás, los obstáculos sucederán.