Después de que hemos meditado por un tiempo, es normal sentir que estamos retrocediendo en vez de progresar. “Hasta el momento en que empecé a meditar, me sentía bastante tranquilo; ahora, siento que estoy agitado todo el tiempo. No solía sentir ira; ahora, bulle en mí todo el tiempo”. Podríamos quejarnos de que la meditación está arruinando nuestra vida, pero de hecho estas experiencias son un signo de que estamos comenzando a ver con mayor claridad. A través del proceso de la práctica de la técnica un día tras otro, año tras año, comenzamos a ser muy honestos con nosotros mismos. La visión clara es otra forma de decir que tenemos menos auto-engaño.
El poeta beat Jack Kerouac, sintiendo que estaba listo para dar un gran salto espiritual, escribió lo siguiente a un amigo antes de retirarse a un paraje desolado: “Si no tengo una visión en Desolation Peak, entonces dejaré de llamarme William Blake”. Sin embargo, posteriormente escribió que se le hizo difícil encarar la verdad desnuda. “Pensé – dijo – que al llegar a la cima me encontraría cara a cara con Dios o Tathagata (Buda) y que encontraría de una vez por todas el significado de toda esta existencia y este sufrimiento – pero en cambio, me encontré frente a frente conmigo mismo, sin alcohol, sin drogas, sin oportunidad de fingir, sino cara a cara con este viejo y odioso ser que soy yo mismo”.
La meditación requiere paciencia y maitri. Si este proceso de visión clara no se fundamenta en la compasión por uno mismo, se convertirá en un proceso de auto-agresión. Necesitamos auto-compasión para estabilizar nuestra mente. Necesitamos trabajar con nuestras emociones. Lo necesitamos a fin de permanecer.
Cuando aprendemos a meditar, se nos instruye que nos sentemos en una cierta posición sobre un cojín o una silla. Se nos dice que simplemente permanezcamos en el instante presente, concientes de nuestra respiración cuando exhalamos. Se nos dice que cuando nuestra mente divague, sin rudeza ni juicio, reconozcamos eso como un “pensamiento” y regresemos a nuestra exhalación. Nos entrenamos en regresar a este instante presente. En el proceso de hacer esto, nuestra obnubilación, nuestra perplejidad, nuestra ignorancia comienzan a transformarse en visión clara. “Pensar” se convierte en una palabra clave para ver “simplemente lo que es” – tanto nuestra claridad como nuestra confusión. No estamos tratando de deshacernos de nuestros pensamientos. Más bien, estamos viendo claramente nuestros mecanismos de defensa, nuestras creencias negativas acerca de nosotros mismos, nuestros deseos y nuestras expectativas. También vemos nuestra bondad, nuestra valentía, nuestra sabiduría.
A través del proceso de practicar la técnica de la atención-conciencia en forma continua, ya no podemos ocultarnos de nosotros mismos. Vemos claramente las barreras que establecemos para protegernos de la experiencia desnuda. Aunque todavía asociamos las paredes que hemos levantado con la seguridad y la comodidad, también comenzamos a sentirlas como una restricción. Esta situación claustrofóbica es importante para un guerrero. Esto marca el comienzo del anhelo de una alternativa para nuestro pequeño mundo con el que estamos familiarizados. Comenzamos a buscar una ventana para respirar. Deseamos disolver las barreras entre nosotros mismos y los demás.
No comments:
Post a Comment