Friday, August 19, 2016

Canto de Machig Labdrön


Junto
 a 
la 
puerta 
de 
la 
cueva
 rocosa
 donde
 vivía
 Machig
 se sentó el 
Abad de un monasterio cercano.
Se 
dirigió a 
Machig:
 “Muchacha,
¿qué 
estás 
haciendo aquí?, 
en 
este 
lugar
 donde 
no 
hay 
hierba
 ni 
agua
ni 
nada 
de 
alimento.
¡Una 
mujer solitaria! 
¿Vives
 aquí
 para 
estar 
tranquila 
o 
por 
algún 
otro propósito?”
Como
 respuesta, 
Machig
 cantó:

Soy
 la 
mendiga 
Labdron Que 
va 
a 
la 
ermita 
terrorífica 
¿Tranquila?
 Sí,
 estoy 
tranquila. 
¿Ocupada?
 Pues 
sí,
 estoy 
ocupada. 
Tranquila Porque 
no 
tengo
 ninguna
 razón
 para 
estar 
activa. 
Y 
ocupada Porque 
no 
tengo 
ni 
un 
momento
 de 
flaqueza 
ni 
de 
ocio. 
Yo,
 la 
mendiga,
 no 
me 
aparto 
de 
las 
enseñanzas. 
Esta 
mendiga
 no 
se 
fía 
del 
enemigo,
el
 samsara. 

Entonces 
el 
Abad 
comentó:
“Muchacha,
 ¿Vives
 en 
este
 sitio 
tan
 alto 
con
 hambre 
o 
en 
la 
abundancia?” De
 nuevo 
Machig 
le 
contestó:

Soy 
la 
mendiga 
Labdron
 que 
vive 
en 
la 
ermita
 de 
la 
montaña. 
¿Esta 
mendiga
 tiene
 hambre? 
Sí, 
tengo
 hambre. 
¿Y
 vive en 
la
 abundancia? 
Sí,
 en 
la
 abundancia 
Estoy 
hambrienta
 porque
 no 
tengo 
nada
 de 
comida.
Soy
 muy 
rica 
porque 
practico 
el
 estado
 de
 Dharmata. 
Sigo 
las 
doctrinas
 de 
la
 conducta
 del 
Dharma,
 libre
 de
 decadencia. 
¡Esta 
mendiga
 no 
confía
 en 
la 
avaricia
 ni 
en 
el 
duro 
egoísmo! 

Así 
fue 
su 
canto. “
Ahora
 bien,
 muchacha,
 ¿estás
 bien 
aquí
 o 
estás
 mal?”
respondió 
el
 Abad,
 a 
lo 
cual
Machig
 replicó:

Soy 
la 
mendiga 
Labdron
 que 
vive 
en 
la 
ermita
 de 
la 
montaña. 
¿Bien?
 Bueno, 
sí,
 está 
bien.
¿Mal? 
Sí, 
también
 está 
mal. 
Bien 
porque
 mantengo 
el 
linaje
 de 
los
 siddhas. 
Mal 
porque 
en 
mi 
círculo 
de 
relación 
sólo
 hay 
mendigos. 
Sigo 
las 
doctrinas
 del
 sagrado 
Dharma 
que 
es 
igualitario 
y 
sin 
prejuicios. 
Esta 
mendiga 
no 
confía
 en 
el
 enemigo 
de 
los
 ocho 
Dharmas 
mundanos.

Entonces
 dijo 
el 
Abad:
“Chica,
 en
 este 
sitio 
tan 
desolado, 
¿vives
 con 
valor
 o
 con
 miedo?”
De 
nuevo
 respondió 
Machig: 





























































La 
esperanza 
de 
alabanza 
y
 el 
miedo 
al
 reproche;

la 
esperanza
 de 
ganancia
 y 
el 
miedo 
a 
la pérdida;

la
 esperanza
 de 
fama 
y 
el 
miedo 
a 
la
 mala 
reputación;

la 
esperanza 
de
felicidad 
y 
el 
miedo 
a 
la 
desdicha. 
Soy
 la 
mendiga 
Labdron 
que 
va
 a 
la 
ermita 
aterradora. 
¿Valiente? 
Si
 soy 
valiente 
¿Cobarde? 
Sí, 
también 
tengo 
miedo. 
Valiente, 
porque 
voy 
a 
las 
temibles
 montañas 
de
 nieve.
Cobarde,
 porque 
temo
 los 
sufrimientos 
del 
samsara.
Esta
 mendiga 
no
 confía 
en
 su 
amado
 cuerpo 
ilusorio. 
Yo,
 la 
mendiga, 
sigo
 las 
doctrinas 
del 
Dharma 
directo.


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