Sunday, May 30, 2010

Artistas de la luminosidad por Tröma Rinpoche

La atracción no es el aferramiento pegote que es signo de la confusión dualista. La atracción es una cualidad inherente de la existencia. No se necesitar renunciar o negar esto. De hecho, puede ser cultivado. Puede ser una causa de la experiencia de la luminosidad vivida y vacía de todas las cosas. Puede ser una causa de meditación.

Los tantricas no necesitan renunciar a la forma -nuestros cuerpos no solo unas bolsas de pus, sangre, y huesos como se dice en los Sutras. Nuestros cuerpos están repletos de maravillas, llenos de ciencia, inteligencia, los cinco colores y la luz clara. Celebramos la forma; así celebramos los ornamentos, los colores, el arte, la música de los MhaSiddhas, tantricas y yogis.

Porque los tantricas no renunciamos a la forma, todos somos artistas. Si no somos artistas en sentido convencional de hacer pinturas religiosas, o ser músicos, somos artistas del ser; una manera de estar en el disfrute sin preconceptos. Así es como es conocida la belleza, a través de la manera de estar más allá de los cndicionamentos, más allá de los preconceptos. La belleza es una manera de ser con la que solo podemos contactarnos cuando estamos en el estado no-dual, cuando estamos en el más hermoso estado del ser. Es la manera de la apreciación meditativa de todo lo que es.

Saturday, May 29, 2010

EL GRAN ENGAÑO por Sogyal Rinpoche

 
El nacimiento de un hombre es el nacimiento de su pena. Cuanto
más vive, más estúpido se vuelve, porque su ansia por evitar la
muerte inevitable se hace cada vez más aguda. ¡Qué amargura!
¡Vive por lo que está siempre fuera de su alcance! Su sed de
sobrevivir en el futuro le impide vivir en el presente.

CHUANG TZU
 
 
Tras la muerte de mi maestro, disfruté de una estrecha relación con Dudjom Rimpoché, uno de los mayores maestros de meditación, místicos y yoguis de los últimos tiempos. Un día iba
viajando por Francia con su esposa, admirando el paisaje mientras conducía. Pasaron ante un extenso cementerio que estaba recién pintado y adornado con flores. Su esposa comentó:
—Rimpoché, mira qué pulcro y qué limpio lo tienen todo en Occidente. Hasta los lugares donde depositan los cadáveres están inmaculados. En Oriente, ni siquiera las casas donde vive la gente están tan limpias.
—Ah, sí —replicó él—, es verdad; es un país muy civilizado. Tienen unas casas maravillosas para los cadáveres de los muertos. Pero, ¿no te has fijado? También tienen casas muy bonitas para los cadáveres de los vivos.
Cada vez que recuerdo esta anécdota pienso en lo hueca y fútil que puede ser la vida cuando se funda en una falsa creencia sobre la continuidad y la permanencia. Cuando vivimos así, nos convertimos, como dijo Rimpoché, en inconscientes cadáveres vivientes.
La mayoría vivimos así; vivimos según un plan preestablecido. Pasamos la juventud educándonos. Luego buscamos un trabajo, conocemos a alguien, nos casamos y tenemos hijos. Compramos una casa, procuramos que nuestro negocio tenga éxito, intentamos realizar sueños, como tener una casa de campo o un segundo automóvil. Nos vamos de vacaciones con nuestras amistades. Hacemos proyectos para la jubilación. Los mayores dilemas que algunos de nosotros hemos de enfrentar son dónde pasar las próximas vacaciones o a quién invitar por Navidad.
Nuestra vida es monótona, mezquina y repetitiva, desperdiciada en la persecución de lo banal, porque al parecer no conocemos nada mejor. El ritmo de nuestra vida es tan acelerado que lo último en que se nos ocurriría pensar es en la muerte. Sofocamos nuestro miedo secreto a la impermanencia rodeándonos de más y más bienes, de más y más cosas, de más y más comodidades, hasta que nos vemos convertidos en sus esclavos. Necesitamos todo nuestro tiempo y toda nuestra energía simplemente para mantenerlos. Nuestra única finalidad en la vida pronto se convierte en conservarlo todo tan seguro y a salvo como sea posible. Cuando se produce algún cambio, buscamos el remedio más rápido, alguna solución ingeniosa y provisional. Y así, a la deriva, va pasando nuestra vida hasta que una enfermedad grave u otra calamidad nos saca de nuestro estupor.
Por otra parte, no es que dediquemos mucho tiempo ni mucha reflexión a esta vida, tampoco. Piense en esas personas que trabajan durante años y luego tienen que retirarse, sólo para
descubrir que no saben qué hacer con su vida a medida que envejecen y se acerca la muerte. Aunque mucho hablamos de ser prácticos, ser práctico en Occidente significa ser miopes, muchas veces necia o egoístamente. Nuestra miope concentración en esta vida, y sólo en esta vida, es el gran engaño, el origen del sombrío y destructivo materialismo del mundo moderno. No se habla de la muerte ni se habla de la vida tras la muerte porque se hace creer a la gente que hablar de estas cosas sólo sirve para estorbar nuestro «progreso» en el mundo.
Sin embargo, si nuestro deseo más profundo es vivir y seguir viviendo, ¿por qué insistimos ciegamente en que la muerte es el fin? ¿Por qué no intentamos al menos explorar la posibilidad de que exista una vida más allá? ¿Por qué, si somos tan pragmáticos como pretendemos, no empezamos a preguntarnos seriamente dónde está nuestro futuro real? Después de todo, nadie vive más de cien años. Y después de eso se extiende toda la eternidad, sin ser tenida en cuenta...

 
LA PEREZA ACTIVA

Hay un antiguo relato tibetano que me encanta; se titula «El padre de "Famoso Como La Luna"». Un hombre muy pobre, después de mucho trabajar, consiguió acumular todo un saco de grano. Se sentía muy orgulloso de sí mismo, y cuando llegó a casa cogió una cuerda y colgó el saco de una viga para que estuviera a salvo de ratas y ladrones. Dejándolo allí colgado, se tendió a dormir justo debajo para mayor seguridad. Mientras yacía acostado, su mente empezó a divagar: «Si vendo el grano en pequeñas cantidades obtendré mayor beneficio. Así podré comprar más grano y repetir el negocio, y muy pronto me haré rico y seré una persona influyente en la comunidad. Las chicas se prendarán de mí. Me casaré con una mujer hermosa, y muy pronto tendremos un hijo. Habrá de ser un niño, pero... ¿qué nombre vamos a ponerle?». Paseó la mirada por el cuarto y la detuvo en un ventanuco tras el cual se veía ascender la Luna.
«¡Qué signo más auspicioso!», pensó. Ese sí que es un buen nombre. Lo llamaré "Famoso Como La Luna"». Ahora bien, mientras él se entregaba a sus fantasías, una rata logró trepar hasta el saco de grano y royó la cuerda que lo sostenía. En el momento en que brotaban de sus labios las palabras «Famoso Como La Luna», el saco cayó del techo y lo mató al instante.
«Famoso Como La Luna», lógicamente, no llegó a nacer.

¿Cuántos de nosotros, a semejanza del protagonista de este relato, somos arrastrados por lo que he dado en llamar «pereza activa»? Naturalmente, existen diversas variedades de pereza. La
pereza de estilo oriental es como la que se ha llevado a la perfección en India. Consiste en pasarse el día holgazaneando al sol, sin hacer nada, evitando toda clase de trabajo o actividad útil, bebiendo tazas de té, escuchando música de películas indias a todo volumen en los aparatos de radio y charlando con los amigos. La pereza occidental es muy distinta. Consiste en abarrotar
nuestra vida de actividades compulsivas a fin de que no quede tiempo para afrontar los verdaderas problemas. Si contemplamos nuestra vida veremos claramente cuántas tareas sin importancia, a las que llamamos «responsabilidades», se acumulan para llenarla. Un maestro las compara a «hacer la limpieza de la casa en sueños». Nos decimos que queremos dedicar tiempo a las cosas importantes de la vida, pero nunca tenemos tiempo. El mero hecho de levantarnos por la mañana supone una multitud de tareas: abrir la ventana, hacer la cama, ducharse, limpiarse los dientes, dar de comer al perro o al gato, fregar los platos de la noche anterior, descubrir que te has quedado sin azúcar o café, salir a comprarlo, preparar el desayuno... Es una lista interminable. Luego hay que buscar la ropa, elegirla, plancharla, volverla a guardar. ¿Y el cabello? ¿Y el maquillaje? Desvalidos, vemos cómo se nos llenan los días de llamadas telefónicas y proyectos triviales, de responsabilidades y responsabilidades...
¿O no deberíamos llamarlas «irresponsabilidades»? Parece que nuestra vida nos vive, que posee su propio impulso imprevisible, que se nos lleva; en último término, nos parece que no tenemos elección ni control sobre ella. Naturalmente, esto a veces nos hace sentir mal, tenemos pesadillas y despertamos sudorosos, preguntándonos: «¿Qué estoy haciendo de mi vida?». Pero nuestros temores sólo duran hasta la hora del desayuno; aparece el maletín y volvemos a estar donde empezamos. Pienso en el santo hindú Ramakrishna, que le dijo a uno de sus discípulos: «Si dedicaras a la práctica espiritual una décima parte del tiempo que dedicas a distracciones como ir detrás de las mujeres o hacer dinero, llegarías a la Iluminación en unos pocos años».
Hubo un maestro tibetano llamado Mipham, que vivió a principios de siglo, una especie de Leonardo da Vinci del Himalaya. De él se cuenta que inventó un reloj, un cañón y un aeroplano. Pero en cuanto daba por terminado un invento, lo destruía, diciendo que sólo sería causa de nueva distracción.
La palabra «cuerpo» en tibetano es lü, que quiere decir «algo que se deja atrás», como el equipaje. Cada vez que decimos lü, recordamos que sólo somos viajeros refugiados temporalmente en esta vida y este cuerpo. Así, en Tíbet la gente no se distraía ni se pasaba todo el tiempo procurando hacer más cómodas sus circunstancias externas. Se daban por satisfechos si tenían lo suficiente para comer, la espalda cubierta de ropa y un techo sobre su cabeza. Lo que hacemos nosotros, tratar obsesivamente de mejorar nuestras condiciones, puede convertirse en
un fin por sí mismo y en una distracción vana. ¿A quién que estuviera en su sano juicio se le ocurriría redecorar minuciosamente la habitación del hotel cada vez que se alojara en uno?
Me gusta mucho el siguiente consejo de Patrul Rimpoché:

Ten presente el ejemplo de una vaca vieja,
que se da por satisfecha durmiendo en un cobertizo.
Tienes que comer, dormir y cagar,
eso es inevitable,
lo demás no es asunto tuyo.


A veces pienso que el mayor logro de la cultura moderna es su brillante manera de vender el samsara y sus distracciones estériles. La sociedad moderna me parece una celebración de todas las cosas que alejan de la verdad, que hacen difícil vivir para la verdad y que inducen a la gente a dudar incluso de su existencia. Y pensar que todo esto surge de una civilización que dice adorar la vida, pero en realidad la priva de todo sentido real; que habla sin cesar de «hacer feliz» a la gente, pero que de hecho obstruye su camino a la fuente de la auténtica alegría.
Este samsara moderno se alimenta de la misma ansiedad y depresión que induce en todos nosotros y que fomenta cuidadosamente con una maquinaria de consumo que necesita mantenernos deseosos para continuar funcionando. El samsara es muy organizado, versátil y refinado; nos asalta con su propaganda desde todos los ángulos y crea a nuestro alrededor un entorno de adicción casi inexpugnable. Cuanto más intentamos escapar, parece que más caemos en las trampas que con tanto ingenio nos tiende. Jikmé Lingpa, maestro tibetano del siglo XVIII, dijo:

«Hipnotizados por la variedad misma de las percepciones, los
seres vagan perpetuamente errantes por el círculo vicioso del
samsara».


Así obsesionados por falsas esperanzas, sueños y ambiciones que prometen felicidad pero sólo conducen a la desdicha, somos como personas que se arrastran por un desierto sin fin, muertas
de sed. Y todo lo que este samsara nos ofrece para beber es un vaso de agua salada que intensifica nuestra sed.

Wednesday, May 12, 2010

Trabajando con las emociones perturbadoras por Lama Ole Nydahl

El libre juego del espacio ilimitado se manifiesta en el mundo externo como galaxias, planetas, seres y situaciones, como los objetos de nuestros sentidos e investigación científica. En el nivel interno aparecen los sentimientos y pensamientos, juegan alrededor, son reconocidos o actuamos en base a ellos, y retornan a la potencialidad de la mente. Todas las culturas dualistas separan la mente de lo que las produjo, llevando a visiones extremas que limitan la vida. Las dos más comunes son el materialismo y el nihilismo. Unos pocos años después del Buda, en la época de los antiguos griegos, muchos eran perturbados por escuelas filosóficas que proclamaban el nihilismo como verdadero. Lo consideraban peligroso para la sociedad, que las cosas pudieran ser divididas hasta el vacío, por lo tanto declararon la existencia de "átomos", es decir una entidad indivisible. Era un postulado, algo que no podían comprobar de ninguna manera, pero que los protegía de la amenaza de la no-existencia y los "agujeros negros". La idea de que hay un punto más allá del cual las partículas no pueden ser divididas, hace que el mundo material sea real y existente. Sin embargo, esto no fue un éxito definitivo. Las personas de pensamiento abstracto seguían surgiendo y el concepto del nihilismo no moriría. A través de los últimos 2300 años, en el occidente perpetuamente experimentador, esos cambios se hicieron visibles en las artes. Donde las figuras femeninas eran grandes, con grandes senos y rodeadas de muchos niños y frutas, las pinturas eran hechas en ocre y otros tonos minerales, claramente conformaban un período de materialismo. El lenguaje era entonces dominante por verbos cortos que denotaban acciones y la cultura era expansiva, ganando guerras y territorios, cruzando océanos y limpiando las tierras.

Sin embargo no mucho después, aún el más positivo de los pensadores descubrió un fantasma escondido en su paraíso: el hecho de la impermanencia. Mientras los seres más tienen más deben dejar al momento de la muerte. Además, si las cosas son reales, entonces la vejez, la enfermedad y la muerte también son reales. El materialismo por lo tanto hace que los problemas sean reales lo cual es frustrante. El signo externo de esa decepción es un acercamiento minimalista. Es cuando uno trata de tener el menor contacto posible con las atracciones de la vida. Los verbos y las frases se hacen largos y complicados, las figuras en las pinturas se individualizaron, eran delgadas y miserables y pasaron a formas ideoplásticas con un rango de colores verdes y azules.

Sin embargo muy pronto el sentido común nulificó ese intento de encontrar seguridad a través de una posición extrema. Aún haciendo parecer todo gris y vacío, el dolor sigue apareciendo y se mantiene como real. Así que uno sigue teniendo problemas pero hay menos gozo y sin ninguna forma de controlar y manejar los eventos.Tal como uno puede esperar de la cultura europea, otras observaciones del mundo externo se sistematizaron. Eso trajo otras visiones como el existencialismo, la immanencia y la trascendencia. En lo que respecta a la mente experimentadora las visiones no han sido menos divergentes.

Ya que las enseñanzas del Buda solo han sido conocidas recientemente por el mundo educado, mostrando la mente como el espacio en esencia, radiantemente consciente en naturaleza e ilimitada en su expresión, no ha habido falta de preocupación con los aspectos condicionados de la mente. Sin tener la llave para el estado sin miedo, gozo espontáneo y compasión activa que se hace permanente cuando la mente se reconoce a si misma, ha habido cualquier cantidad de excursiones al reino de los sentimientos mezclados e impermanentes. Variando desde los heroicos hasta los de tipo "jardín de infantes", tales estados mentales tienen el poder de dominar las vidas de aquellos no entrenados en la visión y meditación budista. Traen incontables palabras y acciones que limitan la felicidad y escogencia de los seres ahora y en el futuro, y deben, por lo tanto, ser analizados. ¿Cuál es el dinamismo que crea los sufrimientos y alegrías condicionadas del mundo? La respuesta es la ignorancia y lo que este estado trae consigo. Quienquiera que sea utilizado para los baños emocionales de culpa y absolución de las religiones de fe con dioses personales quienes de alguna manera no tomaron su creación de manera correcta, pueden sentir algo de debilidad, es lógico desde todo punto de vista. Sin embargo a la intensidad no gastada de la mente puede dársele un excelente uso en otras áreas más constructivas. Cuando uno se da cuenta que no es necesario un agente externo para que los fenómenos ocurran, que la mente gozosamente prueba su potencial ilimitado tanto como espacio como con los mundos externos e internos, conocer la fuente es indispensable. Es una batalla cuesta arriba.

El hecho de no estar iluminado significa exactamente que la mente no puede verse a si misma. Conocer lo que sucede afuera es un factor de supervivencia y todos los seres pueden hacerlo a través de sus sentidos en múltiples formas. En lo que se refiere al entendimiento mismo la mente puede ser comparada con un ojo. Naturalmente no reconocerá lo que es. ¿Cómo entonces evolucionan los procesos mentales no iluminados de la vida ordinaria? Sucede a través de los siguientes pasos lógicos: desde tiempo sin principio la incapacidad de los seres de percibir el objeto, sujeto y acción como parte de la misma totalidad trae el sentimiento perturbador primario. Conocidos como apego y aversión, no estarán solos por mucho tiempo. Su bella descendencia son la codicia y la avaricia, y el odio y la rabia respectivamente, mientras que la ignorancia da sucesivo nacimiento al tipo de orgullo empobrecedor, ese de pensar que somos mejores que los demás. Esto significa que uno siempre esta en mala compañía y ese sentimiento priva a la vida de su alegría.

De la misma manera que las moléculas pueden alcanzar solo un cierto grado de complejidad, las emociones se deshacen cuando se hacen muy complicadas, el Buda estableció que pueden aparecer en 84.000 combinaciones posibles. Cubriendo la mente, ellas son todo lo que bloquea el más alto gozo y la sabiduría espontánea co-emergente, la completa radiación de aquí y ahora.Si tales estados pueden ser vistos como lo que realmente son, shows mezclados en nuestra televisión interna o jardines zoológicos dejando nuestra mente, podemos escoger no tomarlos en cuenta o divertirnos con los animales divertidos. Esa libertad es disfrutada principalmente por los meditadores que han hecho consciente el espacio que rodea los fenómenos de la mente. Otros considerarían tales sentimientos (emociones mezcladas) como reales, aún cuando están en constante cambio. Motivados por ellos, las palabras y acciones torpes o dañinas surgen, de nuevo plantan impresiones difíciles en el mundo externo y en nuestra propia consciencia base. Cuando tales causas poco claras surgen en problemas externos o internos, los seres habitualmente olvidan que plantaron su propio sillón de cactus. Piensan que su dolor es causado por otros, actúan o hablan en contra de ellos y siembran las semillas de futuros daños.

Sin embargo, esto no tiene porque ser así. El hecho de que el presente de los seres este condicionado por su pasado significa que uno puede controlar su futuro. Hay muchos niveles para hacer esto, incluso internamente. Uno puede evitar, debilitar y transformar las emociones perturbadoras o incluso utilizarlas para reconocer la mente. Lejos de ser "pecados" o algo absolutamente terrible, nuestras experiencias expresan nuestro karma y la manera de manejarlos prueba nuestra madurez. Como el tema de las emociones es popular en nuestras sociedades introspectivas orientadas al ocio y ha sido frecuentemente tratada junto con los acercamientos teóricos de los textos clásicos, aquí hay un ángulo que pienso que aún no ha sido explorado.

El trabajo practico y efectivo con las emociones perturbadoras es como un armamento inteligente. Necesita la voluntad para enfrentar de manera no sentimental el enemigo y conocer honestamente su propia fortaleza. Entonces uno debe planear una respuesta táctica y estratégica y hacer todo lo posible porque las fuerzas enemigas sean útiles para nuestros propios propósitos. Ya que una mente entrenada significa felicidad atemporal, y la confusión no tiene fin, esa es una guerra que uno debe ganar. Valorar al enemigo significa conocer su naturaleza. ¿Las emociones repentinas e incontroladas habitualmente explotan como relámpagos produciendo palabras y acciones dañinas o es nuestra mente un quemador lento? ¿Se incrementa gradualmente una motivación negativa hasta que ocurre un daño real?, en el primer caso un rápido "PHAT" pronunciado internamente y con algo de voz puede disipar un energía perturbadora superficial. Si uno tiene una conexión cercana con un lama, uno puede imaginarlo sobre la cabeza, empujarlo completamente hacia sí mismo y simplemente ser el lama. Si nuestras emociones reúnen fortaleza en un nivel más profundo y bajo, es muy útil hacer que floten sobre una película de aceite de mantras. Esto los mantiene "en el aire", lejos del cuerpo y la palabra, y evita la construcción de hábitos destructivos. Luego de un tiempo, por ser condicionadas, las perturbaciones deben perder poder y deshacerse. La mente reconocerá esto y será más difícil de engañar la próxima vez.

Conocer nuestra propia fortaleza llama también a la introspección y la experiencia. ¿Cómo me esta yendo hoy? ¿qué grietas hay en mi armadura? ¿qué sentimiento de crecimiento reciente puedo utilizar para combatir al oponente actual? La respuesta involucra uno de varios de los siguientes pasos:

1. Evitar el problema. Aunque esto difícilmente se sienta como algo heroico, irse a dar un paseo cuando la situación donde normalmente fallamos se desarrolla, evita el drama y gana un tiempo precioso.

2. El próximo paso es una consciencia creciente de que las perturbaciones pueden ser transformadas, que no son tan reales como se sienten. Aquí uno primero debe entender que una cierta dificultad emocional no fue experimentada antes y que por lo tanto se irá de nuevo. Ahora mismo esta cambiando. Esa consciencia creciente de la irrealidad y la no-solidez de los estados mentales difíciles ofrece una amplia variedad de posibilidades para transformarlos. Si los propios problemas lucen malos, informarse, mediante una prensa políticamente incorrecta, de lo que se hacen en Africa unos a otros, lo coloca a uno en un marco rosado, o si se siente oprimida por una sociedad dominada por los hombres, algunas visiones de las miserias que sufren las mujeres musulmanas traerá cierta empatía y un deseo de buscar soluciones verdaderas. En situaciones repentinas, pensamientos como "¿quisiera yo estar en su posición? o "pasar unos minutos con esta persona es terrible, pero ella tiene que vivir consigo misma, día y noche", pueden sacar la espina de algunos encuentros y darán cierto feedback sobre las personas desafortunadas. Cómo budistas estamos conscientes de que las personas son difíciles mas debido a la ignorancia que debido a la maldad, causándose daño principalmente a ellas mismas, tal compasión gradualmente se vuelve automática.

3. El más alto entre los métodos para tratar las emociones perturbadoras es el poder de la propia visión, donde nos hacemos conscientes del espejo detrás de las imágenes, la mente que produce y experimenta los fenómenos entenderá que todos los seres poseen la naturaleza de Buda y todas las cosas son el libre juego de la mente.

Entonces uno se convertirá en un Buda entre potenciales colegas y verá el mundo como una tierra pura. Experimentar todos los pensamientos como sabiduría, sean lo que sean, y con la escogencia de escuchar todos los sonidos como mantras significativos, uno puede hacer que el ladrón llegue a una casa vacía sin encontrar energía. Las emociones perturbadoras se debilitan y en la medida que uno los observa desde la distancia, el gozo y la excitación surgirán. Lo que antes eran grandes obstáculos ahora aparecen como amigos.

Sunday, May 02, 2010

El Linaje De Esencia Materna. Yeshe Tsogyel por Ngak’chang Rinpoche


La grandiosa inspiración y el rol modelo para las mujeres, desde el punto de vista del Budismo Tibetano, es la iluminada yogini Yeshé Tsogyel (Ye-shes mTsho-rGyal). Yeshé significa ‘Sabiduría Primordial’, y Tsogyel significa ‘reina del océano’ -océano como cualidad de la Mente-. Es el Buddha femenino de la escuela Nyingma. Como figura histórica, es la madre de todos los Linajes Nyingma. Yeshé Tsogyel, junto con sus encarnaciones y emanaciones son una inspiración para las mujeres como modelo de su rol, y para los hombres es modelo de maestría.
En el Linaje de Esencia Materna, hay tres estilos de relación maestro-discípulo; según mDo (Sutra), rGyud (Tantra), y rDzogs-chen (Mahasandhi). De acuerdo al Sutra uno necesita un maestro que sea del mismo género -sexo-. Según el Tantra uno necesita un maestro del otro género, del sexo opuesto. Según el Dzogchen el género del maestro es irrelevante. Desde la perspectiva del Tantra, por lo tanto, los maestros femeninos desempeñann el papel de modelo para las mujeres y de maestro para los hombres, al tiempo que los maestros varones son maestros para las mujeres y modelo para los hombres. Dentro del Linaje de Esencia Materna, el acercamiento a la práctica de la vida cotidiana se hace desde la Visión del Tantra, y la práctica formal se hace desde la Visión del Dzogchen. Esta narración sobre el Linaje de Esencia Materna muestra un estilo que enfatiza la Visión más que la práctica; y así se resalta la perspectiva del Tantra. Hay un tremendo énfasis en lo que es llamado vivir la Visión en el Linaje de Esencia Materna, y este es un estilo de práctica adecuado particularmente para las mujeres.
Yeshé Tsogyel fue el sang-yum o consorte espiritual de Padmasambhava. Padmasambhava es conocido en la escuela Nyingma del Budismo Tibetano como el segundo Buddha. Padmasambhava fue el fundador del Budismo en Tibet, y la Escuela Nyingma (los Antiguos) representan la primera difusión del Budismo en Tibet cuando surgió con el dinamismo espiritual provocado por Padmasambhava y Yeshé Tsogyel. El nacimiento y actividad de Padmasambhava fue predecido por Buddha Shakyamuni, quien dijo que un ser de tremendo poder y compasión aparecería después de su muerte, el cual tendría la capacidad de transmitir la enseñanza y prácticas del Tantra. Los dos aspectos primarios de la práctica del Tantra consisten de Sabiduría y Compasión Activa, que se consideran como siendo cualidades femeninas y masculinas respectivamente. La Sabiduría y la Compasión Activa son fundamentalmente las cualidades de Vacío y Forma de los humanos iluminados -los ornamentos de la no-dualidad. (Esta enseñanza también es fundamental en la enseñanza Sutra. Esto se basa en el Sutra del Corazón, donde se establece que la Forma es Vacío y el Vacío es Forma). Con referencia al Tantra, Padmasambhava es la Forma o Compasión Activa, y Yeshé Tsogyel es el Vacío o Sabiduría. Desde esta perspectiva, la totalidad de la realidad es vista como la danza de Padmasambhava y Yeshé Tsogyel. Dentro de la Sangha Ngakphang de la Escuela Nyingma, cada Lama y su consorte espiritual son Padmasambhava y Yeshé Tsogyel en lo que concierne sus discípulos.
En el Linaje de Esencia Materna, Yeshé Tsogyel y sus encarnaciones y emanaciones son de importancia fundamental, porque ella es la Madre de la Visión, y por lo tanto la Madre de la experiencia no-dual. El Tantra contiene métodos que son particularmente valiosos para las mujeres, a causa de su énfasis en el desarrollo de la Visión. Se dice que, dentro de la enseñanza tántrica, las mujeres tienen mayor capacidad de realización que los hombres a causa de su mayor resonancia natural con la esfera de prácticas de la Visión. El ejemplo más inspirado en la tradición Tántrica referente a la profunda capacidad de las mujeres es Yeshé Tsogyel. Ella fue la primer mujer tibetana en lograr Budidad y tuvo numerosas encarnaciones y emanaciones en Tibet y en otros lugares del Himalaya. El origen Visionario del Linaje de Esencia Materna es Yeshé Tsogyel, y su influencia puede ser rastreada hasta el siglo veinte mediante sus encarnaciones. Las encarnaciones de Yeshé Tsogyel incluyen a: Machig Lapdrön; Jomo Menmo; Jomo Chhi’mèd Pema; y Jétsunma Khandro Yeshé Réma, mujeres que dieron nacimiento a las revelaciones de la pura-visión como son llamadas en el Linaje de Esencia Materna de Aro gTér.
Los interesados en conocer más sobre la vida de Yeshé Tsogyel pueden dirigirse al excelente libro de Keith Dowman ‘Sky Dancer’, que relata su nacimiento, vida y realización, junto con un maravilloso comentario sobre la naturaleza de los tres Tantras internos. Debido a que este texto se consigue fácilmente, no hay necesidad de discutir la vida de Yeshé Tsogyel en este estudio del Linaje de Esencia Materna.