Wednesday, February 03, 2010

25. No hables de miembros dañados

por Chögyam Trungpa Rinpoche

A causa de nuestra arrogancia y agresividad, preferimos hablar de los defectos ajenos para ensalzarnos a nosotros mismos. Lo que ésta consigna propone es no alegrarnos de los defectos de los demás, de sus miembros dañados. La expresión “miembros dañados” ilustra de manera muy gráfica estados psicológicos o físicos del ser humano, tales como la ceguera, la sordera, la torpeza y todos los defectos físicos imaginables. Esto parece coincidir con la ética general ya establecida por el cristianismo, según la cual nadie debe ser condenado por sus defectos físicos, sino que todos deben ser considerados personas por igual. En todo caso, es algo que generalmente no solemos hacer.

No se trata de un acercamiento puritano a la realidad, sino simplemente de comprender que si una persona tiene problemas en su vida no es necesario que se los multipliquemos haciendo comentarios al respecto. Podríamos solidarizarnos con ella en sus dificultades. Si alguien está muy alterado y está exagerando el conjunto de fenómenos que le toca vivir, o si está angustiado porque teme un encuentro desagradable con alguien, no debemos considerar su reacción como una manifestación de su fealdad. No es más que su respuesta a la realidad y la gente siempre responde a la realidad de diferentes maneras.

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